La mayoría de los primeros arqueólogos, que aplicaron la
nueva disciplina a los estudios de los anticuarios, definieron la arqueología
como el «estudio sistemático de restos materiales de la vida humana ya
desaparecida». Otros arqueólogos enfatizaron aspectos psicológico-conductistas
y definieron la arqueología como «la reconstrucción de la vida de los pueblos
antiguos». En Estados Unidos e Inglaterra, la arqueología ha estado considerada
siempre como una disciplina perteneciente a la antropología mientras que esta
se centra en el estudio de las culturas humanas, la arqueología se dedica al
estudio de las manifestaciones materiales de éstas. De este modo, en tanto que
las antiguas generaciones de arqueólogos estudiaban un antiguo instrumento de
cerámica como un elemento cronológico que ayudaría a ponerle una fecha a la
cultura que era objeto de estudio, o simplemente como un objeto con un cierto
valor estético, los antropólogos verían el mismo objeto como un instrumento que
les serviría para comprender el pensamiento, los valores y la cultura de quien
lo fabricó. Sin embargo, en la mayoría de los países, la arqueología ha estado
más unida al estudio de la historia; en un principio como ciencia auxiliar de
la historia del arte, y luego de la historiografía en general.
Es la ciencia que estudia los cambios físicos que se
producen desde las sociedades antiguas hasta las actuales, a través de restos
materiales distribuidos en el espacio y conservados a través del tiempo.
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